Capítulos 27 al 29


27 – Pasión futbolera, de Brasileños y Uruguayos

Durante los años que ejercí como acceso principal de la oficina fui testigo de muchas muestras de pasión y fanatismo por el fútbol.
En el año 1994 Brasil se coronó campeón mundial en el campeonato que se llevó a cabo en USA, y la pasión Brasileña inevitablemente se infiltró en nuestra oficina .
Varig fue la aerolínea oficial de la Selección Verde Amarela y para la ocasión tenían un 747-400 especialmente pintado con los colores alusivos, la pelota y la bandera nacional.
La algarabía por la victoria Brasileña y el Tetra Campeonato se prolongó prácticamente durante casi todo el año.
El fanatismo deportivo también estaba presente en la oficina de la aerolínea durante la disputa de los torneos locales de fútbol.
Durante mi ejercicio, entre los años 93 y 97 Peñarol concretó su Quinquenio, y durante todo ese período los funcionarios hinchas del carbonero solían “gastar” a los pocos funcionarios hinchas de Nacional. Una de las bromas más frecuentes luego de un partido clásico era colocar en una percha la camiseta amarilla y negra para colgarla desde la planta principal hacia el subsuelo, a través del hueco de la escalera. Abajo, en el sector de Contaduría, tenía su escritorio Juan José (hincha rabioso de Nacional), el cual quedaba rojo de bronca al ver agitarse la camiseta de Peñarol colgando de la percha ...


28 – Se concreta la fusión / momento de tomar una decisión



Aquel lejano proyecto de la fusión de aerolíneas, comenzó poco a poco a levantar vuelo.

En la oficina se fueron concretando reuniones cada vez con mayor frecuencia para avanzar en los pasos y gestiones a realizarse al respecto, y llegó un momento en el cual finalmente se dio la noticia formal a todos los funcionarios.

A la mayoría de los empleados no les hizo mucha gracia la noticia, y a mí en lo personal me cayó como una bomba. Entendí que sería muy difícil que se utilizara como base la oficina de la aerolínea Brasileña, y por ello supe que terminaría mi reinado en el local.

En el correr de los siguientes meses, debido a este proyecto, los funcionarios de la aerolínea Brasileña fueron dejando sus puestos de trabajo en la oficina de Río Negro para ir al otro lado de la plaza (al local de Pluna).

Cuando comenzaron las migraciones volví a recordar a aquella puerta giratoria que conocí en mi lugar de nacimiento. Con ese recuerdo presente decidí que antes de caer en la locura de una vida solitaria, silenciosa y sin movimientos realizaría una acción similar a la de mi lejana pariente (increíblemente no dudé en tomar tan drástica decisión).

Precisaba planear y concretar mi “salida” antes de que fuera demasiado tarde, antes de que en el local de la calle Río Negro no quedara nadie para hacerme girar ....

La idea de la soledad, del abandono y de una inevitable posterior demencia era suficiente incentivo para dedicarme de lleno a buscar una solución que me permitiera “terminar”

Tenía muy presente mi primer gran herida (y una posterior casi tan grave como esa), y por esas experiencias sabía que era factible que un golpe fuerte y seco me produjera un gran daño o quizás la destrucción  total de mis hojas.

Había aprendido mucho de las personas de diferentes culturas y religiones que frecuentaban la oficina, y creía que mi alma era algo distinto e independiente a mi cuerpo.

Sabiendo que la mayoría de las religiones coinciden en esta premisa, confiaba en que por más que mi cuerpo se destruyera algo de mi permanecería vivo ....

La decisión estaba tomada, pero el momento correcto se hacía esperar ...

Cada vez quedaban menos funcionarios en el local porque la mayoría ya habían sido reubicados en las oficinas de Pluna y razoné que en cualquier momento se dejaría de atender público en la oficina (debía apurarme o perdería mi oportunidad)

Durante varios días los funcionarios que aún estaban en el local estuvieron utilizando una básica y simple puerta fija de una hoja, la cual se había instalado en forma complementaria a mi presencia, y cuyo único propósito era usarse en el caso de tener que ingresar muebles o personas que se movilizaran en silla de ruedas.

Yo ya me estaba impacientando ...

Lo irónico de la situación es que debido a la espera la ansiedad y los nervios me estaban matando por dentro, mientras que mi meta era llegar a un fin similar pero por otra vía ...



29 – Llegó el final, o un nuevo comienzo?



Más difícil que sobrellevar la quietud, era soportar el profundo silencio en el que se veía sumida la oficina, silencio solo interrumpido de vez en cuando por las voces de los pocos agentes de reservas que aún atendían llamadas en este local.

Luego de estar trancada durante varios días un funcionario se dignó usar la llave que liberó mis movimientos. Me sentía un poco entumecida por la forzada quietud y realmente me costó un poco mover mis hojas.

Estaba convencida que no podía postergarse más y que debía llevar a cabo mi plan.

Sobre el mediodía se presentó la ocasión que estaba esperando ...

Una funcionaria de la aerolínea se acercó a mi con la intención de salir del local y me preparé porque sabía que quizás no tuviese otra oportunidad.

Apoyó sus manos sobre mí y me empujó suavemente. No le ofrecí resistencia y abandoné mi letargo girando lentamente.

Sin que ella lo esperara y antes de que lograse finalizar su pasaje me frené bruscamente y tensé mis hojas esperando que sucediera ...

Como la joven estaba avanzando la punta de sus pies chocaron contra una de mis hojas que yo había detenido inesperadamente para ella, y el impacto provocó el resultado deseado

La vibración fue rápida, intensa y tan solo una fracción de segundo después se escuchó el estruendo de la explosión.

Como si todo transcurriese en cámara lenta vi como la hoja que yo había inmovilizado se dividía en cientos de fracciones y cada una de ellas se precipitaba al suelo.

A medida que mis fragmentos caían y se acercaban al suelo mi vista se nublaba cada vez más y antes de perder la conciencia lo último que llegué a divisar fue que uno de los funcionarios se acercaba rápidamente

Luego ya no escuché más sonidos y todo fue silencio. Una paz total ....