domingo, 24 de octubre de 2010

Definición

PUERTA GIRATORIA:
               
Una puerta giratoria es un tipo de puerta que permite un uso simultáneo tanto para entrar como para salir de un edificio. Consiste generalmente de tres o cuatro hojas posicionadas verticalmente; unidas a un eje central que las hace girar al ser empujadas.
Son usadas para controlar el aire del edificio y permitir que una mayor cantidad de personas puedan pasar en ambas direcciones a través de ella. Por lo menos dos personas pueden entrar y salir del edificio al mismo tiempo mediante este sistema.


Fuente: Wikipedia, la enciclopedia libre – Wikipedia, the free encyclopedia
dirección - http://es.wikipedia.org/wiki/Puerta_giratoria
dirección - http://en.wikipedia.org/wiki/Revolving_door


00 – Llegando al mundo – el destino que me esperaba

Hábiles manos me trajeron al mundo en un gran galpón del barrio Brazo Oriental.
Siempre fui tratada con sumo cuidado y desde un principio me hicieron sentir muy valorada y especial. Por eso no pude evitar sentirme superior al resto de los nacidos en este lugar. 
Desde un principio intuía que mi destino estaría ligado a grandes acontecimientos y confieso que a mi parecer los demás eran insignificantes; sencillas ventanas, simples vidrios para portaretratos, o humildes vidrios pulidos para mesas ratonas.
Solo en mis parientes más cercanas, las puertas de una sola hoja de vidrio templado, reconocía algún gen en común, pero igual consideraba que ellas no estaban a mi nivel.

Un día, mientras divagaba imaginando mi brillante futuro, trajeron a mi lado a alguien que creí reconocer como una pariente lejana. La pobre estaba muy desgastada y maltrecha.
Su cuerpo, a diferencia del mío, era en su mayor parte de madera y solo unos discretos vidrios trataban darle un aspecto civilizado y moderno.
Oí a los especialistas comentar que debían intervenir en forma urgente para lograr salvarla.
Si la suerte estaba de su lado y lo conseguían sería un logro único y destacable.
El procedimiento implicaba varios implantes, renovaciones y sustituciones, pero la meta lo justificaba: buscaban la forma de traerla nuevamente a la vida.
Luego de horas de trabajo y esfuerzo finalmente se dio el milagro; aquella destartalada puerta giratoria recobró la vida bajo la forma de una reciclada puerta giratoria, compuesta prácticamente en su totalidad por hojas de vidrio templado.
Apenas conservaba el eje, algunos tornillos y arandelas pero lo más importante era que su alma  permanecía intacta. Su aspecto mejoro notablemente, y hasta dijeron que rejuveneció.
Yo creo que se inspiraron en mí para su reconstrucción.
Esta pariente, ahora algo más cercana, recuperó rápidamente el ánimo y como entramos en confianza me contó la historia de su larga, aburrida y monótona vida.
Así supe que había servido durante más de 35 años como puerta giratoria en un organismo público, y que luego de unos pocos años hasta ella misma había sido presa de la burocracia e indiferencia que se yergue sobre el lugar como una antigua maldición.
Me explicó que esa indiferencia con el tiempo se transformó en depresión, y que luego años y años de depresión la llevaron a intentar suicidarse.
Con lágrimas en las hojas me confesó que ella misma había saboteado su mecanismo, trabando uno de los herrajes y pernos en un desesperado intento de partir su eje.
Si lo conseguía sabía que tendría un efecto mortal, pero el final no le preocupaba siempre y cuando lograra liberar su desesperada alma de aquel calvario.
Al realizar su intento dudó, tan solo por un segundo, y eso la llevó a fracasar.
Al día siguiente de su frustrado intento de suicidio la retiraron de su emplazamiento en el organismo público para traerla aquí con los especialistas.
Yo sé que su renovado ánimo no se debía a su nuevo y flamante aspecto, sino a que había escuchado a sus salvadores comentar que su retorno sería a un nuevo edificio.
La posibilidad de un nuevo destino, de un nuevo comienzo era lo que la impulsaba.

Su triste historia me llevó a replantearme las posibilidades de mi futuro.
Reflexionando me di cuenta de que nadie me garantizaba que yo no terminaría vegetando en un organismo público, o peor aún en una mutualista, permitiendo el acceso a personas con una cantidad innumerable de gérmenes y bacterias (individuos que inevitablemente contaminarían mis prístinas hojas con sus estornudos!).
La incertidumbre nublaba mi razonamiento y por eso hasta había dejado de escuchar a mi nueva pariente y amiga. Todos sus intentos de calmarme fueron en vano.
Esos pensamientos me hicieron permanecer en vela hasta altas horas de la madrugada.

Al día siguiente el cansancio acumulado  por mi anterior vigilia llevó a que, sin percatarme, me durmiera a media tarde. Sobresaltada por un inesperado bamboleo me desperté.
Al abrir los ojos noté que ya estaba oscuro y que no me encontraba en nuestro galpón.
El viento golpeaba sobre mis hojas y por ello no podía ver claramente, pero pude sentir que dos de mis extremidades habían sido plegadas. Deduje que lo hicieron para un más seguro traslado, ya que estaba siendo transportada en la caja abierta de un camión.
El camión se desplazaba con velocidad por una amplia e iluminada avenida y una multitud de vehículos se alejaban en una y otra dirección.
Este era mi primer contacto con el mundo exterior. Debido a la variedad de cosas nuevas que tenía por ver no reparé en el hecho de que probablemente éste fuera “el viaje”.
Sin haberme percatado aún, el camión me llevaba rumbo a mi destino …..
Mis sueños estaban a punto de cumplirse o de derrumbarse (y dar así paso a mis más profundos temores), sin embargo yo no era conciente de ello.
Llegamos a lo que supuse era el centro de la ciudad. Allí había una hermosa plaza.
Mis hojas no daban abasto para cubrir todo las cosas interesantes que allí había para ver.
Visualicé muchos edificios, algunos altos y modernos y otros no tanto.
Uno especialmente llamó mi atención. Ese edificio se encontraba en una calle lateral de la plaza, exactamente opuesto al lugar que ocupaba el camión en ese momento.
Lo que lo distinguía y destacaba de los demás, era que estaba “coronado” por un hermoso luminoso de neón azul violáceo con el nombre de una conocida aerolínea.
Más adelante supe que todo el edificio en sí llevaba el nombre de la aerolínea brasileña.
Un cambio de luces en el semáforo le dio paso al camión que continuó circunvalando la plaza hasta estacionarse justo frente al edificio objeto de mi atención.
Mi alma se iluminó. Quise expresar  mi alegría realizando un rápido giro de mis hojas, pero por estar dos de ellas plegadas y aseguradas, apenas pude esbozar una media sonrisa.
Una media sonrisa que nadie notó, ni siquiera los obreros que desde abajo del camión se movían de un lado a otro buscando la manera más segura de bajarme a nivel del suelo.
Gracias al diálogo que mantenía uno de los obreros con el capataz pude confirmar mis sospechas al respecto de mi destino. Luego de que retiraran la antigua puerta de una hoja, yo pasaría a ser el nuevo acceso al local tanto para empleados como clientes de la aerolínea.
Merecedora de un ganado descanso, la antigua puerta no emitió quejas ni sonidos cuando la depositaron suavemente sobre la caja del camión. Se retiró agradecida y en silencio.

Yo sabía de muy buena fuente que “la entrada” es el escaparate de un edificio, y no tenía dudas que mi presencia realzaría a este edificio proporcionándole exclusividad y estilo.
Extasiada porque finalmente mis sueños se estaban cumpliendo, permití que aquellas manos realizaran todo tipo de mediciones, ajustes y maniobras sobre mi cuerpo.
Cuando el capataz realizó una última inspección al trabajo de sus empleados y dio el visto bueno respiré aliviada.
Era conciente de que cualquier error cometido por ellos podría causarme un gran daño y también frustrar totalmente el inicio de mi nueva vida.
Cuando el capataz insertó la llave en la correspondiente cerradura para destrabar mis hojas sentí un poco de temor. Y si hubiesen cometido un error?
Mientras aún pensaba en las posibles consecuencias sentí su cálida mano apoyarse sobre el borde de una de mis hojas. Con una leve presión de sus dedos me empujó echándome a girar y girar…y una fresca brisa acarició mis hojas que silenciosamente se movieron por primera vez en mi nuevo hogar.
No seguros de mi perfecto balanceo y andar/girar, durante 5 o 6 minutos siguieron realizando todo tipo de pruebas. Los obreros entraban y salían simultáneamente mientras el capataz observaba atentamente todo asegurándose de mi buen funcionamiento.
Cuando el capataz estuvo satisfecho con el resultado de las pruebas realizadas, dio la orden de guardar todas las herramientas en el vehículo y partieron sin siquiera despedirse de mi.
Mis llaves se las entregaron a un funcionario de la aerolínea, el cual había estado todo el tiempo allí pero debido a las maniobras de los obreros sobre mi cuerpo yo no me había percatado de su presencia.
El sereno se acomodó en uno de los últimos escritorios del salón y bajó la intensidad de la iluminación dejando en penumbras y silencio todo el local.
Esa fue la primera noche en mi nuevo hogar. Con ansias esperaba la salida del sol, para que así todos pudieran admirar el gran cambio. Nadie podría ignorar mi presencia en el edificio.
Solo esperaba halagos …