Capítulos 18 al 20

18 – Menuda confusión: un compañero o un destino? 

Un señor llega a la puerta de la aerolínea y entra raudo, veloz, a través de mis hojas.
Se acerca al mostrador y toma por sorpresa al empleado que se sobresalta al verlo.
El cliente solo dice: - Vigo?
El uniformado le señala la escalera hacia Contaduría y le dice: - Por allí por favor, pregunte en cuanto baje la escalera ...
El cliente apurado sigue las instrucciones al pie de la letra y pasa por el costado del mostrador encaminándose hacia la escalera.
Unos minutos después el señor vuelve al hall, con cara de pocos amigos, y retira un número para ser atendido (para ese entonces al local habían ingresado varios pasajeros).
Cuando es su turno el señor se acerca al mostrador y el empleado asombrado de verlo allí nuevamente le pregunta: - Y lo encontró a Antonio? Pudo hablar con él?
El señor algo molesto, pero más que nada confuso por las extrañas preguntas del empleado responde: - Luego de esperar unos minutos me atendieron y me explicaron que allí abajo era Contaduría, y que los precios los daban aquí arriba en el mostrador de informes.
El funcionario sonrojándose dijo: - Uuhh, perdón. Como me dijo “Vigo” yo pensé que venia a hablar con Antonio Vigo, nuestro Jefe de Contaduría!!! Le pido mil disculpas …
Ninguno de los que presenciaron la escena pudieron ahogar sus risas y no tuvieron más remedio que dejarlas brotar a discreción …..
Media hora después llegó la información de que al Sr. Vigo le pareció una broma de mal gusto que enviaran pasajeros a su despacho para hacerle perder tiempo ….


19 – Una visita mensual en búsqueda de colaboración

Un personaje frecuente en la oficina, más frecuente aún que los ejecutivos Brasileros que venían a nuestra ciudad por negocios, era la señora no vidente.
La señora venía como mínimo una vez al mes, y en algunas ocasiones se presentaba 2 y 3 veces, siempre en búsqueda de una colaboración.
Casi siempre era acompañada por sus 2 nietos pequeños que la asistían como lazarillos.
A pesar de carecer del sentido de la vista la señora no tenía ningún tropiezo al utilizar mis servicios, por el contrario, lo hacía mejor que algunos que no tenían esta discapacidad.
Su técnica para solicitar una colaboración era permitir que los nietos la guiaran lo más cercano posible a una persona, y una vez dentro del círculo personal del posible benefactor sin previo aviso se levantaba los lentes y decía: - Soy la señora ciega que siempre viene a buscar una ayuda!
Recuerdo que los desprevenidos que eran abordados por ella se llevaban un buen susto.
A la incomodidad que sentía la persona por la invasión de su espacio personal, se le sumaba la impresión que se llevaba, porque la señora al levantar sus oscuros lentes dejaba al descubierto unos ojos que giraban rápidamente y en distintas direcciones.
Conozco mucho de giros y puedo afirmar que aquello era demasiado veloz, y además con muchos  cambios de dirección (sus globos oculares giraban más que una veleta en huracán)
Con esta técnica lograba múltiples colaboraciones de aterrados benefactores, que con tal de que la señora cubriera sus ojos rápidamente, echaban mano a sus bolsillos y carteras.
Al principio sus pedidos de colaboración se limitaban a la recepción y el mostrador de informes, pero con el correr del tiempo la señora se volvió un poco más ambiciosa ….
En una ocasión en que la recepcionista estaba respondiendo consultas de 3 pasajeros,  y  aprovechando que los funcionarios del mostrador de informes estaban muy ocupados, la no vidente guiada por sus nietos se escurrió entre la gente y subió por la escalera hacia el primer piso (allí estaban los despachos del Gerente, del Representante y de sus secretarias).
Gran revuelo armó en ese piso usando su técnica, y de allí en más prácticamente se le vetó el ingreso a la oficina. Con el correr del tiempo las aguas se calmaron, pero igual en cada oportunidad que nos visitaba, los funcionarios tenían orden de vigilarla como si se tratase de un peligroso terrorista internacional.


20 – Visitas de fama internacional vs. “humos” de la farándula local

Muchos fueron los deportistas, políticos, artistas y personajes de fama internacional que viajaron por la aerolínea Brasileña mientras yo serví en su oficina.
Algunos de los artistas decidieron viajar por su cuenta y otros lo hicieron bajo la sponsorización de Varig (llegaron a dar recitales y conciertos en Uruguay).
Fue así como por mis hojas giraron personalidades como las que a continuación voy a detallarles:
-    El gran actor de telenovelas Raul Cortez, que interpretaba a Geremías Berdinazzi en “El rey del ganado” (también: Terra Nostra, Reina de la chatarra, Mujeres de Arena, Baila conmigo, Agua viva, y muchas otras)
-    El actor de telenovelas Marcos Frota, que interpretaba a Tonho Da Lua en “Mujeres de Arena” (también: Vereda tropical, Malú mujer, La esclava Isaura, El clon)
-    El genial bahiano Caetano Veloso (Coisa mas linda, Aquarela do Brasil, Odara)
-    La cantante Daniela Mercury (O canto da cidade, Batuque, Musica da rua)
-    El grupo Olodum (que posteriormente apareciera en un video con Michael Jackson)
-    El cantante Brasileño Netinho (Milla, Fica comigo, Bruna)
-    La Orquesta de Glenn Miller (que hizo su presentación especial en el Hotel Riviera)
-    El trompetista de Jazz Clark Terry (que actuara en Festival de Jazz Lapataia)
-    El famoso cantante de reggae Jimmy Cliff (I can see clearly now, Reggae nights)
-    Los dominicanos Sandy & Papo (merengue-hip hop)

También la aerolínea transportó a la delegación presidencial en más de una oportunidad y a cantidad innumerable de políticos, artistas y deportistas de nuestro país (basketbolistas,  futbolistas, etc), sin embargo muchos de ellos nunca giraron en mis hojas.
En contraste con las personalidades extranjeras, increíblemente los Uruguayos de cierta fama o alto perfil que se presentaban en la oficina, solían ser antipáticos y poco sociables.
Como ejemplo, recuerdo que ni Cacho De La Cruz ni el tenista Marcelo Filipini jamás al ingresar a la oficina expresaron un gratuito y sencillo “buenos días” al personal de Varig. Sin  embargo siempre esperaban ser reconocidos ya que ellos jamás se presentaban a su interlocutor ocasional, asumiendo que éste tenía obligación de conocerlo.